En los primeros días de YouTube, la publicidad no era más que una pequeña molestia, una presencia discreta en la esquina de la pantalla que, aunque inevitable, rara vez interrumpía la experiencia de visualización. Aquellos anuncios display, modestos en tamaño y bajo impacto, permitían a los usuarios navegar por el contenido sin que la publicidad se interpusiera en su disfrute. Este modelo era sencillo y, sobre todo, respetuoso con la experiencia del espectador. Pero todo esto ha cambiado. A medida que YouTube ha evolucionado y se ha convertido en un gigante global del entretenimiento, la publicidad ha seguido un camino...